I bambini hanno bisogno di una dimensione magica (Jéssica Fainsod su “Mujer” del Clarin 2/1/09)
“Los osos de peluche son tan íntimos que los niños conservan su olor. Entre tantos ositos que pueblan su cuarto es fácil descubrir el preferido. Basta olerlo. El olor de un oso habituado a dormir en la misma cama que su pequeño amo embriaga; es el olor de ese niño y al mismo tiempo el olor universal de la infancia”. Es el comienzo de “Ositos”, uno de los 65 retratos de juguetes que la escritora italiana Sandra Petrignani describió en su delicioso Catálogo de juguetes. ¿Por qué un libro sobre juguetes?
Porque cuando lo escribí, mi hijo Guido era chico y al observar sus juguetes y su forma de jugar, me di cuenta de que era muy distinta a la mía. Esta nueva generación estaba cambiando la relación con los juguetes por primera vez en la historia. Guido se mostraba menos emotivo. Quería tener muchos tipos distintos del mismo juguete, por ejemplo. Resulta sencillo entenderlo si pensamos en la evolución de la muñeca Barbie. Cuando yo era chica, todas las nenas tenían sólo una Barbie, la propia. Con el transcurso del tiempo, en la generación de mi hijo, las nenas tienen una Barbie rubia, una castaña, una pelirroja, una embarazada… Nosotros teníamos libertad para jugar sin controles, en la calle. Ellos en cambio son vigilados siempre y están siempre ocupados (clases de inglés, clases de natación, de baile, de judo, clases, clases…)
¿Cuáles son los juguetes que nunca deberían faltarle a un niño?
Un osito, y todos los animales de trapo. Pero un chico sabe cómo crear sus propios juguetes si no los tiene de juguetería.
¿Qué evoca la creencia de los Reyes, los zapatitos y la espera?
Los niños necesitan de una dimensión mágica. Ellos creen en un mundo bueno, en donde son amados tal como necesitan. ¡Es muy importante no romper esta ilusión! Lo que pasa hoy es realmente terrible, eso de que los padres vayan con los chicos a comprar juguetes juntos. ¡Los mismos juguetes que los chicos encuentran en los zapatos cada 6 de enero! Los chicos necesitan tanto creer en un mundo mágico que piensan de todos modos que esos juguetes son trasladados por personas mágicas… Los adultos tendríamos que aprender algo de los chicos: ¡creer en algo más grande que nosotros ayuda mucho en la vida y hace que la vida sea más interesante de vivir!